martes, 20 de julio de 2010

OS GROBOS - ¿Realidad o leyenda?





Cuando era niño y visité por primera vez este lugar sentí un cierto escalofrío. Ahora, al volver al mismo sitio después de muchos años, he tenido el mismo sentimiento. Tal vez por esa razón algún cineasta lo escogió como escenario natural de su obra de terror.

Todo está igual, como lo recordaba. Mi amable y paciente guía, lugareño y perfecto conocedor del entorno, me dijo lo mismo que me dijeron entonces sus paisanos mayores, lo cual me lleva a
deducir que la tradición oral funciona, especiálmente en las pequeñas comunidades donde todavía hay gente que se comunica y transmite sus pequeñas y grandes vivencias.

Vamos al grano. Hay quien dice que este lugar fué habitat de los primitivos pobladores del planeta y que os grobos son grandes piedras que a modo de menhires servían de fortaleza contra los elementos y contra los animales salvajes o como santuario de oración a sus dioses. Puede ser, porque choca bastante la perfección con la que estas grandes piedras, de varias toneladas de peso, están modeladas, puntiagudas, dispuestas en círculo y apuntando al cielo. La naturaleza no suele modelar con tanta homogeneidad, especiálmente en este lugar donde la acción de la lluvia, el viento y la vegetación es bastante agresiva, con tendencia a redondear cantos, más que a afilarlos. Por otro lado, hay detalles que apuntalan esta teoría, como, por ejemplo, la mesa de piedra rectangular semienterrada, muy pesada y compacta, que se encuentra casi en el centro del lugar y que podría haber sido utilizada como ara de sacrificios o simplemente como lugar de reunión. Los pasillos angostos y limpios que comunican las diversas estancias, por los que a duras penas cabe una persona, bien podrían haber sido construidos así por motivos de seguridad. Las raras inscripciones que se aprecian en algunas paredes pueden ser originales y también se pueden apreciar huecos practicados en las rocas con la clara intención de servir de refugio a sus moradores, humanos o animales. Por último cabe destacar la teoría relativa a las a las mámoas, o elevaciones artificiales del terreno que pueden observarse a simple vista, cuyo perfil recuerda al de una mama femenina y que bien pudieron servir como túmulos funerarios de una hipotética necrópolis.

Por el contrario, los detractores de estas teorías creen que ha sido la acción de los elementos o en el mejor de los casos, de pastores o cazadores relativamente modernos que las han utilizado como refugio.

No obstante hay voces que reclaman la explotación de este lugar como alternativa cultural de turismo rural y etnográfico (o quizás como santuario de peregrinación de los amantes del género de terror).

Una recomendación: si visitan este paraje, háganlo acompañados, porque según la conocida sentencia gallega "eu non creo en meigas, pero haberlas hay-las".

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